Desde el umbral ya se siente otro mundo... En su hall de acceso centenares de orientales leyendo y publicando anuncios en lenguajes indescifrables... Una vez dentro, es un viaje a oriente. Miles de productos no reconocibles para un occidental, infinita variedad de salsas, condimentos e infusiones... Recomiendo su visita para dejarse tentar y experimentar sus sabores.
9 de septiembre de 2008
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